¿QUÉ ES UN PEELING?

La palabra “peeling” significa exfoliación o descamación. Se le da este nombre a los tratamientos que se realizan sobre la superficie de la piel, con la idea de producir dicho efecto para mejorar la calidad y el aspecto de la piel.

TIPOS DE PEELINGS

  • Ácido salicílico: mejora la apariencia general de la piel, suele ir muy bien en pieles grasas, con tendencia al acné y también actúa sobre los poros abiertos. Atenúa manchas de la piel y ayuda a la formación de colágeno y elastina, mejorando la calidad de la piel.
  • Ácido mandélico: es de los menos irritantes por lo que es una buena opción como primer peeling. Su efecto antibacteriano lo hacen también eficaz para combatir el acné, mejoran la coloración de las manchas, unifica la tonalidad de la piel, combate el fotoenvejecimiento, ayuda a mejorar el aspecto de las arrugas finas de la cara.
  • Ácido retinoico: lo utilizamos para restaurar el equilibrio de la piel, en  tratamientos más agresivos, entre ellos el acné moderado-severo, en algunos casos también mejora la calidad de las estrías y el fotoenvejecimiento más avanzado.
  • Ácido glicólico: ayuda a reducir la líneas finas, arrugas y cicatrices así como a disminuir la hiperpigmentación o manchas asociadas a daño solar, no es el ideal para personas con la piel grasa y propensión al acné.

Siempre va a ser importante no solo el producto elegido para el peeling, sino la concentración a la que se aplica y el tiempo de exposición en la región a tratar, ya que todo ello regulará el efecto “peeling” o de exfoliación.

Cada paciente precisa de un protocolo individualizado, normalmente se precisan varias sesiones, separadas unas semanas, y posteriormente se espacian en el tiempo, manteniéndose algunas sesiones de mantenimiento en el caso de que sea necesario.